El Centro Cultural y Museológico Ferroclub Arequito se siente profundamente honrado de que se haya elegido el entorno de la estación de tren para ubicar el Memorial a las Malvinas.
Hace una década esta Institución llevó al entonces secretario comunal de Cultura la idea de conmemorar en conjunto el 2 de abril, con la intención de homenajear a nuestros excombatientes y plantar la semilla de la memoria y la reflexión acerca de la guerra, sobre todo en las nuevas generaciones que no fueron testigos de ese momento. Luego, en 1997, elevó un proyecto al gobierno local para construir un monumento recordatorio, al cumplirse 25 años de la contienda. El mismo no prosperó, por lo tanto se dejó pendiente la iniciativa para el 30º aniversario. Esta vez se sumaron otras propuestas y entre todas se logró generar la actual obra que es superadora y supo integrar el espacio físico con el reflexivo.
Desde un comienzo el Ferroclub había pensado que el lugar finalmente elegido era ideal para el Memorial, ya que logra una dispersión de los sonidos ambientales, deja caer un mando de calma acariciado por la melodía de pájaros, invitando así a la meditación.
Durante muchos años los integrantes de esta institución se dedicaron a recopilar durmientes de uso ferroviario cedidos por NCA, que buscaron en Cañada de Gómez, San José de la Esquina, Los Nogales, Casilda y Pujato. La intención era usarlos en la parquización del pedio. Esto se logró y se han integrado de la mejor manera al paisaje del predio y a su historia, siendo parte del Memorial.
Agradecemos a Juan Pablo Larrambebere por su predisposición, a Alberto Zaro -quien invitado por el Ferroclub valoró la iniciativa y acercó al proyecto a profesionales destacados que colaboran con el grupo En la Intemperie, quienes aportaron una mirada superadora-, también a los arquitectos actuantes y a todos quienes ayudaron a concretar este sueño, como asimismo a los excombatientes del pueblo, especialmente a Rubén Zanchetta.
Hoy conmueve que el nuevo espacio haya tenido tanta aceptación por la comunidad. Niños que juegan, parejas y vecinos que lo recorren, quinceañeras que lo eligen para fotografiarse, hablan de tantos usos que sellan la idea de abrir el espacio geográfico del parque y sumar sectores ampliando el espacio de ocio y al mismo tiempo de reflexión.
Para que Malvinas esté cada día en la memoria, como tónico ante los errores cometidos y anhelo permanente de paz.
 
